"De las llamitas, algunas altas y poderosas eran, vivamente brillaban y con claridad, otras por su parte eran pequeñas, vacilantes y temblorosas, y oscurecíase su luz y amortiguábase a trechos.En el mismo final había una llamita pequeña y tan débil que apenas ardía, apenas se removía, ora brillando con gran esfuerzo, ora casi, casi apagándose del todo.
-¿De quién es este fueguecillo moribundo?- preguntó el brujo.
- Tuyo- Respondió la Muerte."
Andrzej Sapkowski "La Dama del Lago"
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